Aunque
la actividad política está de vacaciones relativas, uno de los temas de
conversación en bares, terrazas y playas, inevitablemente, es el posible
escenario político planteado por el Parlament de Cataluña, y no es otro que la
aceptación o no del Pacto Fiscal aprobado por una amplia mayoría. Aunque
estamos inmersos en tiempos de crisis económica, ésta es una opción que se
plantea, entre otras duras medidas aplicadas y poco populistas, pero al mismo
tiempo necesarias, para tener una salida digna. Este es un acto de valentía y
fortaleza del President de la Generalitat, Artur Mas. Ahora bien, una vez visto
el posicionamiento del resto de Grupos Parlamentarios Catalanes, tendremos que
ver la acogida y respuesta del Estado. Lo que sí que es decepcionante, es el
posicionamiento de algunos partidos políticos, que lejos de tener un criterio
propio, no han dejado de ser sucursalistas de los partidos nacionales, excepto
algún caso aislado, marcando matices con visión Estatal y no de País. Hace
falta comentar que era de esperar una respuesta negativa de un partido
infiltrado como Ciutadans que quieren hacer ver una realidad distorsionada y
manipulada extremista, con un discurso agrio que corresponde al pasado. Pero
más decepcionante ha sido la actitud negativa de los que se hacen llamar
Solidaritat Catalana per la Independència, con una visión a corto plazo, poco
coherente e insolidaria.
Hace
falta ver como quedaran temas importantes como la Gestión de los impuestos o la
plena capacidad normativa, sin dejar de continuar siendo solidarios con la
aportación Catalana al Estado. Todo esto hace que nuestro Gobierno se merezca
un voto de confianza que tiene que ser claro y mayoritario por parte de la
sociedad catalana para hacernos, en definitiva, un favor a nosotros mismos.
Hace falta dejar de lado los intereses partidistas y mirar hacia un futuro que
queremos sea próspero y hacer un paso adelante para Cataluña.
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