dimarts, 1 de juny del 2010

LA INSEGURIDAD SOCIAL

Parece mentira que en pleno siglo XXI y en Andalucía aun tengamos que soportar una atención sanitaria tercermundista y de república bananera, con la importante diferencia que en los países tercermundistas no tienen ni dinero ni recursos pero aquí si, y lo pagamos entre todos. Seguramente que en Andalucía disponemos de buenos profesionales, no me cabe la menor duda, pero debe ser que los menos profesionales, los rebotados y los más deficientes los han trasladado a Arcos de la Frontera y sus alrededores, concretamente a los Servicios de Urgencias del Barrio bajo y a Urgencias de Jédula. Este pasado fin de semana se cubrieron de gloria ambos quitándose de encima los clientes, no sea tengan que trabajar mucho, y se cansen. ¿Pueden entender ustedes que uno entra en la consulta y te reciban y atiendan a 2 metros de distancia sin reconocimiento y sin nada y te digan que te vayas para casa con unas pastillitas para el picor, que vayas a tu médico de cabecera. Si uno va a urgencia no es por gusto, para eso uno se va de paseo. De hecho es lo que hicieron finamente, te envían a paseo, que es lo mismo. Es indignante e incomprensible el trato de estos, entre comillas, profesionales, que deben atender y procurar por la salud de las personas. A más de uno pondría yo atendiendo animales, y no por desprecio a quien atiende animales, todo lo contrario, ya que la experiencia de llevar a mi mascota al veterinario siempre ha sido muy grata y cordial, y el trato del veterinario por el animal, extraordinario. A eso me refiero, que pasen por ahí para que aprendan a tratar a las personas porque cualquier día se pueden encontrar con un “animal” que no esté de acuerdo con su atención y utilice otros medios o reaccione de forma violenta y fuera de tono, y entonces nos lamentaremos. Mientras tanto, nadie hace nada, solo se cabrea y calla, como si de algo habitual se tratase. Si queremos que el servicio y la atención sea la que nos merecemos cada uno de nosotros, tenemos que aportar nuestro granito de arena y formular las quejas que sean necesarias, para que esas personas indeseables se dediquen a otras cosas, porque sino tendremos que plantearnos medidas más costosas como contratar seguros privados, o bien que nos acompañe nuestra mascota a su médico.



Rafael Galván Rodríguez

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