dimarts, 30 de novembre del 2010

EGOÍSTA

Nadie puede negar ni dudar que la noticia política de la semana han sido las Elecciones al Parlamento de Catalunya y el resultado aplastante de CIU, y creo que deberíamos prestarle la atención que se merece porque de esta forma de hacer política se puede aprender mucho para aplicarlo en los ámbitos de política locales de nuestro pueblo de Arcos de la Frontera. Es inevitable hacer comparaciones y poner ejemplos; cuando la figura del President Pujol parecía que ya no tenia más futuro y la sucesión se hizo de rogar tanto, parecía que el mundo para los militantes y simpatizantes de CIU se iba a acabar. Sin embargo las luchas y disputas internas para liderar la Federación Nacionalista fueron un ejercicio sano de democracia interna del partido y de la que se debería tomar ejemplo. Y los frutos del lideraje y el trabajo se recogen ahora, con el día a día y no por arte de magia. Todo tiene su lógica. Pero cuando el lideraje no existe, como es el caso del partido Socialista de Arcos, cuando ignoran que dentro de su mismo partido hay una persona con explosión contenida de ímpetu, de carisma, de preparación, discípula del esfuerzo y el trabajo constante con espíritu joven y con experiencia y preparada para el futuro, y no se deja eclosionar escondiendo a esa persona en la sombra, no solo es una actitud de poca responsabilidad política sino que además se mezcla con la avaricia, irresponsabilidad y el egoísmo de quien encabeza actualmente la lista. Llegado este momento, o su partido toma decisiones por el bien común de a quien representan y deben servir, sus militantes, votantes y simpatizantes, es decir, el pueblo, o se hace cómplice de los hechos personalistas y poco altruistas que sin ninguna duda puede hacer hundir el barco de la ilusión, el esfuerzo y el trabajo de gente que sí que vale, que quiere dar la cara y liderar de verdad un proyecto de esperanza y progreso.

Rafael Galván

dimecres, 17 de novembre del 2010

DICEN...

Dicen que “la ignorancia da la felicidad” y que” ojos que no ven, corazón que no siente”. Parece ser que nuestro Ayuntamiento de Arcos, desgraciadamente, se ha tomado estos dichos al pie de la letra. Solo hace falta hacer un repaso a las noticias para comprobar la pasividad ante situaciones y problemas de los arcenses. Les da lo mismo que los ciudadanos se quejen por contaminación acústica de un establecimiento y no ponen los medios para encontrar un punto intermedio de acuerdo. La familia afectada ha tenido que esperar la sentencia tras denunciar hace 3 años en el Juzgado, y mientras los responsables políticos “de rositas” en su casa. No es justo que quien debe ayudarnos a sobrellevar las situaciones cotidianas nos de la espalda, y así en tantas otras cosas que suceden, pero que nadie se entera, solo las personas afectadas que piden más seguridad ciudadana y vial, más control en las obras ilegales o “alegales“ y un sinfín de situaciones más. Como ejemplo ilustrativo, si des de urbanismo se trabajase con seriedad y rigurosidad, haciendo un control de todas las obras comprobando las licencias de obras en vez de estar sentaditos en el despacho, se recaudaría dinero suficiente para reinvertir en actuaciones que tienen a medias por su mala gestión. Después resulta que el Concejal de Urbanismo se queja que la oposición solo hace que denunciar, denunciar y denunciar, y es que no les queda otro remedio ya que no hacen caso a nadie, y encima esperan que los demás hagan su trabajo; Además hay quien se ofende porque la gente se exprese aunque en forma de grafitis o pintadas, ante el pasotismo de la Alcaldía, máxima responsable de las actuaciones del Equipo de su Gobierno. Pero es que la vida es así, dura, y estas situaciones ya entran dentro de su cargo. Si no aguanta la presión, se ha equivocado de profesión. Mientras tanto continuaremos denunciando…el sin gobierno actual. Y dicen “ ojos que no ven, alcaldía que se pierde”

Rafael Galván Rodríguez

dimarts, 2 de novembre del 2010

CREENCIAS Y FE

Ahora, en los tiempos que corremos, cada vez más necesitamos arraigar nuestras creencias y nuestras convicciones. La esperanza y la motivación personal necesitan ser cultivadas día a día y necesitamos rodearnos de personas con espíritu positivo y luchador. Las instituciones deberían ser instrumentos para poder desarrollar nuestro espíritu y nuestra persona, y estar al servicio de todos, sea cual sea el sexo, estatus social o bien creencias religiosas. Desde una perspectiva religiosa católica, creo que se debería volver a los principios ideológicos, y desde la humildad, el esfuerzo y el trabajo común, y necesitamos que nuestra Iglesia sea la primera que en momentos cruciales deje de mirarse el ombligo y evolucione como lo está haciendo la sociedad, deje de enriquecerse para hacer valía de su superioridad y ponga al servicio de los ciudadanos todos esos valores que hacen que las personas se enriquezcan a un nivel espiritual más que material. Desgraciadamente, en estos últimos tiempos, la sensación es totalmente diferente ya que hay ciertos sacerdotes que parecen preocuparse más de su ego personal y olvidan la esencia de su obligación con los creyentes, y por tanto están dando una mala imagen, desde mi punto de vista de creyente. Nombraré solamente dos casos que desgraciadamente continúan ejerciendo como sacerdotes que con sus actitudes ostentosas y prepotentes hacen que la iglesia deje de ser cercana a las personas, humilde y servicial, y que sea transmisora de valores religiosos; dos ejemplos claros de ineficacia indiscutible son el sacerdote de Bornos y el sacerdote de la Junta de los Ríos. Me diereis si no es una situación impresentable y una falta de respeto hacia los demás actuar con prepotencia y pasotismo hacia los demás en situaciones tan amargas como un entierro, llegando tarde más de media hora y celebrar el acto religioso sin orden ninguno, como ido o fuera de sí, sin saber que decir, y no en una situación nada más, ha sucedido más veces, y la última este pasado viernes. Firmemente creo que la Diócesis correspondiente debería tomar medidas, si no desea que los fieles creyentes se encuentren huérfanos de la atención que esperamos las personas de nuestra Iglesia y animo a las personas que por miedo o vergüenza no se atrevan a denunciar situaciones retrógradas y caprichosas impensables hoy en día de algunos sacerdotes que deberían dedicarse a otra cosa con menos responsabilidad.