La opinión de cada uno de nosotros es lo más preciado que tienen las personas para poder comunicarse con los demás. Crear opinión y transmitirla es casi un arte pero si se usa la palabra de forma incorrecta y con maldad, lo único que provoca es confusión en los demás. Esta afirmación hace referencia a un artículo publicado la semana pasada, Macedonia de Candidatos, donde se puede ver que hay ciertos personajes que se creen sabios por utilizar medios como éste para difundir medias verdades, que en definitiva son ausencia de la verdad absoluta: mentiras. Cuando digo que además se convierte en un arte, es porque hay que ser o formar parte de un circo particular en el que la mofa y las medias mentiras llenan las cabezas de sus componentes, y en cierta manera con sus mentes retorcidas para conseguir hacer creer que sus medias verdades, sin fomento alguno, desde el desconocimiento y la ignorancia, son verdad y solamente tienen objetivos sectarios y personalistas. Acostumbra a ser esta una actitud de personas poco seguras y con falta de personalidad pero con un ego desmesurado que ve como su castillo de naipes, inculcado desde su infancia, se derrumba como el sistema y la sociedad creada por ellos, atendiendo con miedo y temor, y en vez de pensar en construir algo nuevo, se dedican a derruir y desprestigiar, sin escrúpulos con una mirada personalista y dirigida por una maquinaria partidista oxidada y obsoleta. Afortunadamente no todo el mundo es así, aun hay personas sensatas, abiertas al diálogo y sin dobles intenciones. Aun queda transparencia y sinceridad que no se aprenden, son virtudes que nacen con las personas. Por mucho interés y esfuerzo que pongan algunos en hacer ver lo contrario a los demás, pierden energía y el tiempo. A mí me gusta más dedicar el tiempo en otros quehaceres por eso es importante saber discernir entre la verdad y la verdad a medias que otros tanto interés tienen en hacer llegar a los demás. Abramos las puertas a todas aquellas personas que quieran acceder a la información, a los proyectos, al poder hablar como personas y ponerse a disposición de las personas, con educación y respeto, sin dar la espalda a la verdad.
Rafael Galván
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