dijous, 15 de març del 2012

Las pobres ovejitas decepcionadas



Érase una vez en una blanca y bella aldea del Sur, un pequeño rebaño de ovejas que cada día salían a pastar por el campo, eso sí, el pastor siempre sabía perfectamente por donde ir ya que buscaba los prados con mejores hierbas verdes y nutritivas, buscando que sus ovejas comieran lo mejor, mirando por ellas constantemente, aplicando sus mejores cuidados. Por ello se hizo con el mejor perro pastor, Boby, para que cuando él descansase lo hiciese con toda confianza, sabiendo que su perro fiel y con experiencia, guiaría y cuidaría de todas ellas. Los otros pastores de la aldea al ver como las ovejas del pastor lucían tan esplendorosas, gracias a los cuidados de Boby, decidieron confiarle sus propias ovejas. Es más, el perro pastor se preocupaba que ninguna de las nuevas ovejitas, inexpertas e inocentes, corrieran ningún peligro, agrupándolas para que no se perdieran en el camino. Fue tal la confianza, que el pastor dejó toda la responsabilidad sobre Boby, y él se dedicó a sus asuntos personales y mundanos, dejando de preocuparse por el rebaño, de tal manera que tan solo se acordaba de él en la temporada de esquilarlas y cuando tenía que vender a alguna de ellas. Durante ese tiempo, depositó toda la responsabilidad sobre su fiel perro, hasta el punto que el rebaño perdió la confianza en él, se sintieron defraudadas y abandonadas, porque todos aquellos prados verdes que el pastor había encontrado al principio, se volvieron con el tiempo en estériles, y quien fue guiando sobre nuevas rutas y prados verdes fue Boby. Tanto es así, que un día el pastor se ” iluminó” y se dio cuenta que él no significaba ya nada para sus antiguas ovejas, ni para las nuevas ovejas y mucho menos para el perro que siempre estuvo a su lado, ya que todos aquellos cuidados con los que inicialmente había prometido un futuro lleno de esperanza e ilusión, se había transformado en ignorancia y pasotismo; todas aquellas promesas de mirar, cuidar y velar por sus intereses, hizo que las pobres y dolidas ovejitas se dieran cuenta de que todo aquello era un solamente un interés egoísta del pastor. Éste, dado a recibir todo tipo de ” iluminaciones”, y al ver que había perdido el cariño de sus ovejitas, al verse amenazado por el respeto que estas demostraban hacia Boby, decidió abandonar y rechazar a su querido perro, con todo lo que éste había hecho por él. Así pensó “de esta manera volveré a ser el amo y señor querido y respetado por mis ovejitas y ganaré otra vez el protagonismo”; de esta manera pensaba nutrir su ego, pero ya era tarde, ya que el rebaño cuando vio el trato que estaba sufriendo Boby, ellas decidieron ignorar al pastor porque habían perdido su confianza, se sentían desoladas y traicionadas, y decidieron alejarse antes de padecer más daños…
Colorín colorado este cuento no ha acabado…

Rafael Galván

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