Bipartidismo y Ley Electoral

Las personas componemos una sociedad que necesita tener referentes y sentirse identificado con personas con carisma, ideas claras, grupos o organizaciones para sentirnos arropados. Desgraciadamente, la elección que tomamos a veces hacen que se transforme en simple, sencilla y vacía, haciendo así una sociedad dirigida hacia la derecha o la izquierda, comparando entre blanco y negro; bueno y malo; Barcelona o Madrid…como si no hubiesen términos medios. Pero afortunadamente existen otras opciones, alternativas que los que manejan esas opciones bipolares no tienen interés que los demás conozcamos y desarrollemos para poder escoger otras opciones que les pueden quitar protagonismo y poder. O eres de uno o de otro, para ellos no hay términos medios, y si los hay, ya se encargan de ofuscarlos de una u otra manera. La Ley electoral está enfocada en ese sentido, evidentemente aprobada mayoritariamente por ellos, donde crean diferencias abismales entre los dos grandes partidos y los demás. Distribuyen los espacios y los derechos en función del resultado de las elecciones anteriores. Es injusto. Es como si después de una temporada de futbol, en función de la clasificación de la liga anterior, en la liga a empezar, los dos que han quedado primeros empiecen con un 30%, 20%, 10% de puntos, proporcionándoles una ventaja que para los equipos restantes y los que se incorporan nuevos les sea aun más difícil, pero les otorgan un 3% como gran favor. Así reparten los espacios en la radio, en la tele, en la calle, en la publicidad…en todo. Ante estas actitudes poco democráticas del siglo XXI, necesitamos que la población sea conocedora de cómo tienen repartido el pastel, que sea consciente y se revele. Y así es como surgen otras alternativas, otras formas de hacer, otras formas de gestionar para no sentirnos dirigidos como un rebaño de ovejas y nos utilicen a su antojo, ahora a la derecha, ahora a la izquierda. Es en momento de buscar otra dirección que de bien seguro va hacer que ellos pierdan el norte, porque el pastel lo tienen que compartir con los demás, y eso no les gusta nada, porque así pierden poder y credibilidad.