dilluns, 16 de gener del 2012

El patio de mi casa es particular...








Rafael Galván
Arcos de la Frontera





Cuando llega el momento y nos dicen que vamos a recibir una herencia, normalmente hay un doble sentimiento que se contradice; el de tristeza porque alguien nos ha dejado, y el de consuelo irremediable si somos perceptores de parte de la herencia, por si alguna cosa buena nos puede caer. También se dan casos en que las herencias no son del todo positivas recibiendo solamente bienes, ya que cuando se aceptan, también se aceptan las deudas. Para poder acceder a la herencia se debe hacer formalmente una aceptación de herencia que comporta el consentimiento de cada uno de los herederos ante notario con el pago de los correspondientes impuestos. Ahora los ciudadanos nos encontramos que debemos aceptar y sin consentimiento la herencia de un Gobierno socialista que a nivel Nacional y en algunos casos a nivel Autonómico con sus respectivos aliados, han provocado un caos general y nos toca pagar los platos rotos de una mala gestión y un despilfarro considerable de “prioridades” y “estafas” consentidas, tanto por parte de los gobernantes como por parte de ciudadanos que han estado haciendo un mal uso de la hacienda común.
La situación cada día es más complicada y es lamentable que mientras unos continúan llenándose los bolsillos con dinero que no es suyo a costa de los demás, otros, todos nosotros, debemos pagar su enriquecimiento por duplicado y no hacen nada para evitarlo. ¡Ya está bien! ¿O es que tenemos miedo a que estas actuaciones mafiosas se tipifiquen como delito? Los robos tienen sus consecuencias legales en cualquier ciudadano y debería ser lo mismo para los dirigentes corruptos. No nos equivoquemos, afortunadamente no todos los dirigentes están cortados con el mismo patrón y por ello no debemos generalizar a toda la clase política, pero la confianza tiene un límite.
Toda esta situación también es consecuencia del consentimiento por parte de la administración de muchas “gestiones” ilegales y también por el abuso del ciudadano del estado del bienestar y los “vacíos legales” de la normativa que regula. La vaca no da para más y quien está intentando ajustarse y recortar, aun tienen los ojos tapados, queriendo o no, protegiéndose los unos a los otros, como si de un rebaño de ovejas se tratase con el perro que lo reúne y agrupa; pero además tenemos a los pastores que no están por la labor de arreglarlo, los bancos, manteniendo agrupado al rebaño a su conveniencia porque ellos después se recogen en su cabaña que empezó siendo de paja y palos; después lo han transformado en ladrillos y el mismo sistema está logrando y consintiendo que se hagan de hormigón armado. Es hora de abrir los ojos para cambiar las cosas y darle un giro radical a toda esta situación y crear nuevos modelos menos viciados. Ya está bien de manipular a los demás para solo beneficiar a unos pocos, muy pocos.

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